El primer piso del Pasaje Rodrigo se agita con los sets del DJ San Martan. Señoras paquetas, jóvenes con libros bajo el brazo y hasta adolescentes uniformadas de colegio entran y salen del local de María Cher, recién inaugurado. Atraídas por la propuesta primavera/verano 2014 de la firma, se pierden entre los percheros, que muestran una diversidad de estilos sensualmente femenina y sutilmente masculina, un equilibrio entre la osadía y la elegancia clásica.
La colección reúne a figuras ilustres de ayer y de hoy. Cineastas, pintores, fotógrafos, músicos y escritores; todos están ahí, reversionados: Da Vinci es un vestido corto de mangas ¾ con estampa de pitón; Coppola, una babucha animal print; Quentin es una túnica bordada rosa chicle; Demarchelier, un vestido de seda con estampa barroca; Fontanarosa es un blazer blanco de líneas puras; Grant, un jardinero de denim; y Dárgelos es un jean boyfriend XXL. También están Hendrix, Copérnico, Gandhi, Fitzgerald y Warhol, en forma de carteras, bandoleras, sobres, stilettos y sandalias.
Con figuras lánguidas y la mirada en el más allá, dos mannequins reales posan, casi alienadas, antes los flashes de los fotógrafos. Las dos llevan looks que parecen salidos de la cama y que recuerdan al estilo que, en “los locos años 20”, popularizó Coco Chanel entre las mujeres de corte a lo garçon que se paseaban por las playas de la Riviera Francesa.
Las dos apuestan por el total-look: camisa y pantalón de seda con estampa de círculos y triángulos multicolores; remerón y pantalón con frunce en la cintura y estampa floreada sobre un fondo celeste cándido. El pijama abandona “la hora del sueño”, se levanta de la cama y sale a la calle.
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El pijama –“ropa para cubrir la pierna”, en lengua parsi- nació en el sur asiático pero rápidamente se extendió al viejo continente, cuando los ingleses importaron esta moda de sus colonias para sustituir sus largos camisones unisex.
En el siglo XIX, la prenda inspiró a la feminista Amelia Jenks Bloomer, que se mostró en público vistiendo un pantalón-pijama. Así, los bloomers -como se bautizaron en su honor- se convirtieron en símbolo de rebeldía por partida doble: por un lado, significaba el uso exterior de lo que se consideraba “ropa interior”; por otro, se impulsaba a la mujer a vestir una prenda que parecía exclusiva de los hombres. “Señoras, no hay más ropa interior que la piel, cuanto se ponga sobre ella no debe convertirse en elemento discriminador de los sexos", argumentaba. En el período de entreguerras, la diseñadora francesa Coco Chanel volvió a impulsar esta transgresión a las reglas de la época y, a partir de ese momento, la tendencia fue y vino, víctima de los ciclos de la moda.
El siempre transgresor Marc Jacobs innovó con sus pijamas en la vía pública en 2012. |
En la actualidad, el encargado de revitalizarla fue el excéntrico Marc Jacobs. El ex director creativo de Louis Vuitton dejó sus kilts y vestidos masculinos, para vestir elegantes pijamas en la presentación de su colección otoño/invierno 2013, en la que la prenda fue protagonista. “It’s all about home”, explicó el diseñador en alusión a que busca que la sensación de hogar permanezca en el caos de la calle.
Por estos días, la polémica Miley Cyrus parece ser la embajadora perfecta de esta tendencia. Hace poco dio que hablar en un aeropuerto de Nueva Jersey, donde se la vio con un pijama de estampado infantil, que combinó con pantuflas de unicornios y cartera Chanel.
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Hoy, a unos cuantos kilómetros del epicentro de la industria de la moda, el boom del sleepwear empieza a asomarse, muy tímidamente, en las calles platenses. Una tendencia extravagante, pero sumamente cómoda y elegante, que puede usarse tanto de día como de noche, pero que requiere una dosis extra de energía y nos desafía a ir bien despiertas por la vida.
* * * Mini-crónica escrita para el número #6 de la revista Fashion Head * * * |
1 comentario:
Me encanta la moda de usar pijamas en la calle pero todavía no me animo jaja
Un beso, Juli,
trendalist.com.ar
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