Más cerca de sus cuatro décadas que de su pasado “Juventurf”, el actual líder de Sponsors sigue apostando a la amistad y a la filosofía del 24-hour-party-people. |
A pesar de la lluvia y del atardecer gris, en Hispano -4 y 51- reina un microclima especial. Una luz tenue ilumina el bar en el que a medianoche se presentará Sponsors, después de un año sin visitar La Plata. Algunos músicos prueban sonido donde en pocas horas funcionará el escenario y los platillos de la batería hacen eco en todo el lugar. Otros, charlan con el Chino, representante de la banda, y ultiman detalles del show. Sólo falta Joaquín Levinton.
Aunque con nervios y ansiedad, disfruto del ensayo. Pasan unos minutos, se abre la puerta y aparece Joaquín como un remolino, con campera rompeviento y un chupín que hace que se vea aún más chiquito de lo que es. No para de hacer chistes y va de acá para allá con sus piernas flacas, que parecen moverse a la velocidad de la luz. Es imposible no sonreír. Hace un saludo general al puñado de personas que estamos en el lugar y sigue dando vueltas. Da la sensación de que a este chico no lo para nada ni nadie y me cuesta encararlo, pero tomo impulso y me acerco. Nos saludamos con un beso, se muestra de lo más predispuesto a hacer la nota y hasta bromea: “¿Te parece acá?” –señala el piso-.
Antes de ubicarnos, Joaquín pasa por la barra, pide una cerveza de litro para compartir el encuentro y elige una mesa lejos de donde ensaya la banda, frente a un cuadro que retrata a un Bob Dylan veinteañero. “Hace 300 años que pasó eso”, dice de quien este año festejó su medio centenar en la música pero a quien ni compara con sus máximos referentes, los Rolling Stones. Habla de ellos y se le ilumina la cara, no puede explicar que los mismos chabones estén tocando juntos desde hace cincuenta años. “Son todos preciosos, uno más lindo que el otro”, no puede elegir a uno solo: “Son como los súper amigos, cada uno tiene su súper talento; salvo Mick Taylor, que siempre me pareció un amargo”.
Aunque con nervios y ansiedad, disfruto del ensayo. Pasan unos minutos, se abre la puerta y aparece Joaquín como un remolino, con campera rompeviento y un chupín que hace que se vea aún más chiquito de lo que es. No para de hacer chistes y va de acá para allá con sus piernas flacas, que parecen moverse a la velocidad de la luz. Es imposible no sonreír. Hace un saludo general al puñado de personas que estamos en el lugar y sigue dando vueltas. Da la sensación de que a este chico no lo para nada ni nadie y me cuesta encararlo, pero tomo impulso y me acerco. Nos saludamos con un beso, se muestra de lo más predispuesto a hacer la nota y hasta bromea: “¿Te parece acá?” –señala el piso-.
Antes de ubicarnos, Joaquín pasa por la barra, pide una cerveza de litro para compartir el encuentro y elige una mesa lejos de donde ensaya la banda, frente a un cuadro que retrata a un Bob Dylan veinteañero. “Hace 300 años que pasó eso”, dice de quien este año festejó su medio centenar en la música pero a quien ni compara con sus máximos referentes, los Rolling Stones. Habla de ellos y se le ilumina la cara, no puede explicar que los mismos chabones estén tocando juntos desde hace cincuenta años. “Son todos preciosos, uno más lindo que el otro”, no puede elegir a uno solo: “Son como los súper amigos, cada uno tiene su súper talento; salvo Mick Taylor, que siempre me pareció un amargo”.
Hoy a Joaquín le sobran las palabras para referirse a “Sus Majestades Satánicas”, pero lo cierto es que recién empezó a hablar a los cuatro años de edad, porque, asegura, “no tenía nada que decir”. Cuando abrió la boca fue para cantar un tema de sus ídolos y, de ahí en más, ellos marcaron su carrera musical. “Cuando sos chiquito, te comprás una guitarra criolla y, con tres acordes, tocás un tema de los Stones y te das cuenta de que podés hacer tus propios temas”, explica y, con cierta añoranza, recuerda su primer vínculo con la música.
Al momento de contar sobre sus inicios, elige reírse de sí mismo. “Cuando vos no querés trabajar, tenés dos caminos: ser futbolista o ser cantante de rock”, dice, y revela: “Futbolista era mucho laburo porque había que entrenar todo el tiempo, entonces me metí en el rock, que no había que hacer nada, nada, nada”. Sin embargo, más tarde reconocerá que en su elección también tuvo que ver su madre –coreógrafa-, a quien desde chico veía coordinar un grupo de danza y salir de gira.
Joaquín empezó su carrera allá por 1995, con diecisiete años, como guitarrista de la banda brit-pop Juana la Loca, con quien grabó su primer disco, “Revolución”. A fines de ese mismo año, decidió despedirse del grupo y juntarse con Lea Lopatín –hoy integrante de “Poncho”- para formar Turf, que empezó haciendo covers de Charly García pero que, a lo largo de sus doce años de historia, contó con la participación de “Say no more” en dos de sus cuatro discos de estudio: “Una pila de vida” –título del primer disco, que parodiaba al famoso slogan de Duracell- y “Siempre Libre”.
Con la llegada de su tercer disco, “Turfshow”, en 2001, las radios no paraban de pasar los hits “Loco un poco” y “Yo no me quiero casar, y usted?”. Sin embargo, fue con “Para mí, para vos”, en 2004, que la banda terminó de consolidarse. En ese disco se destacaron “Magia blanca”, “No se llama amor” y “Pasos al costado”, que fue reversionado por hinchadas de fútbol de todo el mundo y llegó hasta las tribunas japonesas. Sin embargo, en el mejor momento de su carrera, las diferencias entre los músicos de Turf hicieron que, durante el Quilmes Rock de 2007, la banda anunciara su disolución.
En 2008, cuando la tormenta ya había pasado, Joaquín apostó una vez más al trabajo en equipo y formó una nueva banda con Agustín Della Croce, Gonzalo “Gutty” Gutiérrez, “Chachi” Lorenzo y “Pica” Bosco, a la que decidió bautizar como Sponsors, a modo de burla hacia el rock comercial que se sostiene gracias a auspiciantes y a los grandes festivales. Joaquín entendió que autogestionarse era la mejor opción y, una vez más, hizo del absurdo su mejor aliado.
El signo pesos, que es el logo de la banda, sigue esa clave humorística y es el arte de tapa de su primer disco, “110%” (2008), título que hace referencia al porcentaje que, según cuenta, se quedaba el mánager de Johnny Tolengo en la película “El Majestuoso”. Por si quedan dudas acerca de su visión del actual panorama rockero, en el tema “Sexo, droga y reggaetón” no escatima en detalles y sentencia: “El rock de hoy para mí es una puta barata”. Es que, como explica, a él el género musical nunca le regaló nada, sino que siempre se ganó la vida gracias a las fiestas privadas en las que, con orgullo, tocó.
Hace percusión con sus propias manos sobre la mesa, juega con mi reporter, no hay manera de que se quede quieto. Es hiperactivo, pero lo veo bien: todavía parece ser ese adolescente carilindo que salía en los calendarios de la revista Para Teens que compraba cuando era chica. Su cara se ve fresca, nada que ver con esa tapa de Paparazzi que, allá por 2009, lo mostraba saliendo de la Clínica Bazterrica junto su ex novia Celeste Cid, con gesto renegado y auto-corte de pelo desflecado; un aspecto polémico, mezcla del personaje autista de Dustin Hoffman en “Rain Man” y del Robert De Niro de “Taxi Driver” –como el mismo siempre bromea-.
Al momento de contar sobre sus inicios, elige reírse de sí mismo. “Cuando vos no querés trabajar, tenés dos caminos: ser futbolista o ser cantante de rock”, dice, y revela: “Futbolista era mucho laburo porque había que entrenar todo el tiempo, entonces me metí en el rock, que no había que hacer nada, nada, nada”. Sin embargo, más tarde reconocerá que en su elección también tuvo que ver su madre –coreógrafa-, a quien desde chico veía coordinar un grupo de danza y salir de gira.
Joaquín empezó su carrera allá por 1995, con diecisiete años, como guitarrista de la banda brit-pop Juana la Loca, con quien grabó su primer disco, “Revolución”. A fines de ese mismo año, decidió despedirse del grupo y juntarse con Lea Lopatín –hoy integrante de “Poncho”- para formar Turf, que empezó haciendo covers de Charly García pero que, a lo largo de sus doce años de historia, contó con la participación de “Say no more” en dos de sus cuatro discos de estudio: “Una pila de vida” –título del primer disco, que parodiaba al famoso slogan de Duracell- y “Siempre Libre”.
Con la llegada de su tercer disco, “Turfshow”, en 2001, las radios no paraban de pasar los hits “Loco un poco” y “Yo no me quiero casar, y usted?”. Sin embargo, fue con “Para mí, para vos”, en 2004, que la banda terminó de consolidarse. En ese disco se destacaron “Magia blanca”, “No se llama amor” y “Pasos al costado”, que fue reversionado por hinchadas de fútbol de todo el mundo y llegó hasta las tribunas japonesas. Sin embargo, en el mejor momento de su carrera, las diferencias entre los músicos de Turf hicieron que, durante el Quilmes Rock de 2007, la banda anunciara su disolución.
En 2008, cuando la tormenta ya había pasado, Joaquín apostó una vez más al trabajo en equipo y formó una nueva banda con Agustín Della Croce, Gonzalo “Gutty” Gutiérrez, “Chachi” Lorenzo y “Pica” Bosco, a la que decidió bautizar como Sponsors, a modo de burla hacia el rock comercial que se sostiene gracias a auspiciantes y a los grandes festivales. Joaquín entendió que autogestionarse era la mejor opción y, una vez más, hizo del absurdo su mejor aliado.
El signo pesos, que es el logo de la banda, sigue esa clave humorística y es el arte de tapa de su primer disco, “110%” (2008), título que hace referencia al porcentaje que, según cuenta, se quedaba el mánager de Johnny Tolengo en la película “El Majestuoso”. Por si quedan dudas acerca de su visión del actual panorama rockero, en el tema “Sexo, droga y reggaetón” no escatima en detalles y sentencia: “El rock de hoy para mí es una puta barata”. Es que, como explica, a él el género musical nunca le regaló nada, sino que siempre se ganó la vida gracias a las fiestas privadas en las que, con orgullo, tocó.
Hace percusión con sus propias manos sobre la mesa, juega con mi reporter, no hay manera de que se quede quieto. Es hiperactivo, pero lo veo bien: todavía parece ser ese adolescente carilindo que salía en los calendarios de la revista Para Teens que compraba cuando era chica. Su cara se ve fresca, nada que ver con esa tapa de Paparazzi que, allá por 2009, lo mostraba saliendo de la Clínica Bazterrica junto su ex novia Celeste Cid, con gesto renegado y auto-corte de pelo desflecado; un aspecto polémico, mezcla del personaje autista de Dustin Hoffman en “Rain Man” y del Robert De Niro de “Taxi Driver” –como el mismo siempre bromea-.
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“Tengo mucha energía y mi manera de canalizarla es a través de la música –Joaquín se ríe fuerte-; cuando no hago música estoy muy ansioso”, me dice con complicidad, seguramente haciendo referencia a las drogas, gusto que siempre reconoció y que, según él, nunca le hizo perder el rumbo. A sus 38 años, asegura que sigue siendo el mismo descarado de los noventa, que maneja la vibra de siempre y que vive “A todo trapo” –como se titula el segundo disco de Sponsors, editado en 2011-.
Ya desde Turf, Joaquín elegía evadirse de la realidad y creaba un mundo de fantasías paralelo: en 2001, durante la peor crisis financiera argentina, lanzó “Loco un poco”, que contagiaba alegría mientras el país se caía a pedazos. Él está convencido de que la música es para disfrutar y, por eso, a la hora de componer, recurre a lo popular y opta por letras que lleguen a cualquier persona, desde a un adolescente hasta a su abuela de 96 años, a quien llama cada vez que termina de escribir un tema.
Ahora hace un stop, se pone serio y pregunta: “¿Cómo no vamos a apuntar a la alegría y al bienestar?, ¿a qué vamos a apuntar sino?, ¿a la tristeza y al malestar?, ¿¡eh?!, ¿a qué más querés que a la alegría y al bienestar?, ¿la vida no ha sido diseñada por Dios para ser vivida y para ser felices?, ¿no vamos todos tratando de encontrar esa maldita felicidad?”. Después de todas esas preguntas retóricas, concluye: “Bueno, nosotros te acercamos, somos como un bondi que te deja a mitad de cuadra”.
Ese espíritu alegre provoca una cercanía con sus seguidores, que acompañan a Sponsors en cada fecha –ya sea en grandes locales como La Trastienda o en pequeños reductos del interior del país-, absorben su energía desde abajo del escenario y la devuelven potenciada. “Cuando más participan, más lindo sale el show; cuanto más cantamos todos, más fuerte es nuestro canto”, explica orgulloso.
Sin embargo, no todo es políticamente correcto en sus letras. Aunque son la minoría, algunas de sus canciones no son aptas para escuchar en el auto con toda tu familia o para poner de ringtone y que te suene en medio de una conferencia. Sin pudor alguno, en algunos temas Joaquín asume el papel de rock star y revela: “Lo mejor que sé hacer es drogarme y coger”; parafrasea a Roberto Carlos: “Yo quiero tener un millón de dealers acá rondando a mi alrededor”; y hasta manda al frente a gente de su entorno que, se puede sospechar, tiene que ver con sus ex compañeros de Turf: “Mis amigos pollerudos me parecen pelotudos, pero nadie más tarado que el drogón rehabilitado”.
Aún así, en los dos discos de Sponsors prevalecen los temas que hablan del valor del amor y de la amistad. En “Vos sos lo más”, Joaquín se pone emotivo y canta: “Cada vez que nos juntamos, se alegra mi corazón, reímos, cantamos, bailamos y hacemos una canción” y sigue: “Me alegro de verte, que seamos amigos, haberte encontrado fue la mejor suerte porque vos sos lo más”.
Ya desde Turf, Joaquín elegía evadirse de la realidad y creaba un mundo de fantasías paralelo: en 2001, durante la peor crisis financiera argentina, lanzó “Loco un poco”, que contagiaba alegría mientras el país se caía a pedazos. Él está convencido de que la música es para disfrutar y, por eso, a la hora de componer, recurre a lo popular y opta por letras que lleguen a cualquier persona, desde a un adolescente hasta a su abuela de 96 años, a quien llama cada vez que termina de escribir un tema.
Ahora hace un stop, se pone serio y pregunta: “¿Cómo no vamos a apuntar a la alegría y al bienestar?, ¿a qué vamos a apuntar sino?, ¿a la tristeza y al malestar?, ¿¡eh?!, ¿a qué más querés que a la alegría y al bienestar?, ¿la vida no ha sido diseñada por Dios para ser vivida y para ser felices?, ¿no vamos todos tratando de encontrar esa maldita felicidad?”. Después de todas esas preguntas retóricas, concluye: “Bueno, nosotros te acercamos, somos como un bondi que te deja a mitad de cuadra”.
Ese espíritu alegre provoca una cercanía con sus seguidores, que acompañan a Sponsors en cada fecha –ya sea en grandes locales como La Trastienda o en pequeños reductos del interior del país-, absorben su energía desde abajo del escenario y la devuelven potenciada. “Cuando más participan, más lindo sale el show; cuanto más cantamos todos, más fuerte es nuestro canto”, explica orgulloso.
Sin embargo, no todo es políticamente correcto en sus letras. Aunque son la minoría, algunas de sus canciones no son aptas para escuchar en el auto con toda tu familia o para poner de ringtone y que te suene en medio de una conferencia. Sin pudor alguno, en algunos temas Joaquín asume el papel de rock star y revela: “Lo mejor que sé hacer es drogarme y coger”; parafrasea a Roberto Carlos: “Yo quiero tener un millón de dealers acá rondando a mi alrededor”; y hasta manda al frente a gente de su entorno que, se puede sospechar, tiene que ver con sus ex compañeros de Turf: “Mis amigos pollerudos me parecen pelotudos, pero nadie más tarado que el drogón rehabilitado”.
Aún así, en los dos discos de Sponsors prevalecen los temas que hablan del valor del amor y de la amistad. En “Vos sos lo más”, Joaquín se pone emotivo y canta: “Cada vez que nos juntamos, se alegra mi corazón, reímos, cantamos, bailamos y hacemos una canción” y sigue: “Me alegro de verte, que seamos amigos, haberte encontrado fue la mejor suerte porque vos sos lo más”.
Joaquin antes del show, durante la prueba de sonido / Joaquin y los chicos de Sponsors en pleno show, en Hispano. |
LA AMISTADQuizás Joaquín le hable a “Cucho” Parisi, cantante de los Auténticos Decadentes, con quien entabló una gran amistad después de reemplazar a Jorge Serrano en una gira de la banda por Latinoamérica. Además, “Chachi” –baterista de Sponsors- es hermano de “La Mosca” Lorenzo, de los Decadentes, y eso refuerza el vínculo entre ambas bandas. “Nosotros somos hermanos de los Decadentes”, se anima a decir.
“Con Cucho coincidimos en que ninguno de los dos quería trabajar, en que los dos empezamos a tocar sin saber hacerlo y nos fuimos haciendo duchos en el camino, y en que para los dos las vacaciones son importantísimas”, explica con gran sentido del humor.
Ya que salió el tema, le pregunto por su proyecto “Joacucho”, que una vez leí apenas mencionado en una nota, y le saco una sonrisa: “¡Apa, has tocado una vibra sensible!” –hace uso de sus dotes actorales y juega con los matices de su voz-. Cuenta que es algo que surgió de manera espontánea, se muestra orgulloso y asegura que le va a proponer editarlo a Agustín Della Croce -tecladista de Sponsors y compañero de post producciones- para después difundirlo. “Joacucho” se trata de un video que filmó con Cucho en pleno enero en Valeria del Mar, donde los dos tienen casa y veranean cada año. Hasta ahí, toda información conocida para mí.
Más adelante, llega la exclusiva: “Somos dos Santa Clauses disfrazados en la playa, uno de River y otro de Boca, tratando de… no –se corrige-, haciéndote mil fantasías por segundo”. No sé si reír o tomar en serio lo que me dice, sospecho que se trata de un delirio de alguien que está loco un poco. “Es hora pico, estamos en medio de todo el mundo haciendo pavadas pero nadie da vuelta la cabeza, salvo los chicos, que nos siguen a todos lados porque lo único que tienen ahí es un comercio de compra y venta de choclos”. Si, habla de “compra y venta de choclos” pero yo ni me doy cuenta. Tener adelante a mi ídolo de ayer y de hoy tiene más peso.
“Con Cucho coincidimos en que ninguno de los dos quería trabajar, en que los dos empezamos a tocar sin saber hacerlo y nos fuimos haciendo duchos en el camino, y en que para los dos las vacaciones son importantísimas”, explica con gran sentido del humor.
Ya que salió el tema, le pregunto por su proyecto “Joacucho”, que una vez leí apenas mencionado en una nota, y le saco una sonrisa: “¡Apa, has tocado una vibra sensible!” –hace uso de sus dotes actorales y juega con los matices de su voz-. Cuenta que es algo que surgió de manera espontánea, se muestra orgulloso y asegura que le va a proponer editarlo a Agustín Della Croce -tecladista de Sponsors y compañero de post producciones- para después difundirlo. “Joacucho” se trata de un video que filmó con Cucho en pleno enero en Valeria del Mar, donde los dos tienen casa y veranean cada año. Hasta ahí, toda información conocida para mí.
Más adelante, llega la exclusiva: “Somos dos Santa Clauses disfrazados en la playa, uno de River y otro de Boca, tratando de… no –se corrige-, haciéndote mil fantasías por segundo”. No sé si reír o tomar en serio lo que me dice, sospecho que se trata de un delirio de alguien que está loco un poco. “Es hora pico, estamos en medio de todo el mundo haciendo pavadas pero nadie da vuelta la cabeza, salvo los chicos, que nos siguen a todos lados porque lo único que tienen ahí es un comercio de compra y venta de choclos”. Si, habla de “compra y venta de choclos” pero yo ni me doy cuenta. Tener adelante a mi ídolo de ayer y de hoy tiene más peso.
PRESENTE
Hoy, Joaquín conduce dos programas de radio desopilantes, “Radiolandia” y “La Tortuga Veloz” –que se emiten por internet y por Radio Palermo, respectivamente-, a los que lleva una botella de Fernet para tomar entre dos y, confiesa, a la hora y media está de la cabeza. ¡Fiuuu, waaa! -hace silbido y gesto de caída en picada-. Por otro lado, produce a una chica que está empezando su carrera, María Campos, y disfruta ese rol porque le da la libertad de sólo ocuparse de la música y le permite emocionarse con el sentimiento del otro.
Con respecto a Sponsors, asegura que tiene un montón de cosas escritas y que el próximo disco va a salir cuando tenga que salir. Joaquín es una máquina de componer pero prefiere encarar las cosas de manera tranquila, sin apresurarlas. “Creo que uno debería tratar de ser productivo, pero en la vida también es importante no hacer nada”, dice serio, y me convence de que estoy frente al mismo Joaquín que, en 2001, escribió “Vago”, en la que confesaba: “Por cesárea tuve que nacer porque ni fuerza quise hacer, ni fuerza para nacer”.
A pocos días del quinto aniversario de Sponsors, le pregunto qué planes tienen para festejarlo. Como si estuviera totalmente en otra, abre mucho los ojos en una expresión de sorpresa y me dice: “¿Cinco años, ya? ¡Mierda! No pasa nada, para un músico no es mucho”. Habla en singular y temo que la banda corra la misma suerte de Turf, que supuestamente se diluyó porque el front-man se había comido el papel de estrella y estaba en cualquiera, como ahora, que le recuerdo el festejo del año pasado en el Roxy Live por los cuatro años de la banda –al cual asistí- y me responde: “No me acuerdo de nada”. De repente, es como si el reloj hubiera dado las doce y la fantasía se hubiese esfumado.
Saca su celular que, a menos que la acústica del lugar lo haya tapado, no sonó, se lo lleva a la oreja y empieza a exclamar: “¿Qué hacés?, ¿Qué querés?”. Corta y me explica que es Agustín, que “está acá y se le disparó el celular”. Casi al instante, aparece el tecladista. “Acá estás boludo, ¿qué te pasa? Decía ‘Agustín celular’ y se escuchaba tu voz hablando con la gente”, le dice a su compañero que, aunque no entiende nada, le sigue la corriente. Una forma sutil de decir que la nota llega a su fin.
Igual accede a una mini-producción de fotos. En la primera toma pone cara de chico malo y parece poseído, frente al cuadro torcido de Dylan, pero después se relaja y hasta da la sensación de que se copa tanto con la cámara que llega a imitar a Zoolander.
Antes de terminar, les pregunto las próximas fechas de Sponsors y Agustín menciona Bahía Blanca. “¡Uh, no! Dicen que es yeta”, expresa Joaquín y, una vez más, da muestra de su característica desfachatez que deja en claro en cada uno de sus shows: “No me importa lo que digan, lo que piensen, lo que hagan, porque yo hago lo que quiero ocho días por semana”.
5 comentarios:
qu grosa! me legro mucho por vos!
ahora ,la primer foto esta tremenda, el gesto no se todo, muy buena!
Yoko
Hola Pilar! Que lindo que hayas podido compartir ese espacio con tu idolo. Te queria pedir por favor si podes contarme un poco acerca de la carrera de comunicacion social, cuales son los fines, que tipo de salida laboral hay y si es lo mismo que periodismo (tengo entendido que comunicacion es mas amplio) Muchas gracias. Muy bueno el blog. Saludos
Que bueno tener la oportunidad de conocer a una persona que repetas por su trabajo y que tanto admiras.
Buen fin de semana!
nooo puedo creer tu suertee! que geniaaaal!
Cerveza + prueba de sonido es como un sueñoo! jajajaja
Saludoos!
http://s-doses.blogspot.com
Es una risa Joaquin, yo lo seguia cuando estaba con Turf. Pero con sponsors decayo mal. Al menos para mi. Extraño la juventurf :(
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